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martes, 27 de junio de 2023

HUGO BLANCO GALDÓS (1934-2023)

 PERÚ, Tacna, 26 junio de 2023.

Hugo Blanco Galdós: "Hay que terminar con el sistema actual,
                                        para que la especie humana sobreviva."

Hugo Blanco Galdós, en Tacna, durante el Juicio, llevado a cago en las instalaciones del Escuadrón de Tacna, al ingresar a la Sala, grita: ¡Tierra o Muerte! y los campesinos cuzqueños responden: ¡Venceremos! El general Guardia Civil Fernández Hernani que era parte del Tribunal, pide la Pena de muerte para Hugo Blanco. Cuando a Blanco le hacen la última pregunta: ¿Tiene algo más que agregar? Hugo Blanco responde: " Acepto la pena de Muerte pero que sea este (señalando al General Fernández Hernani) el que me mate, no guardias civiles ni republicanos" y grita: ¡Tierra o muerte! a lo cual los tacneños presentes en la Sala de Audiencia en el Escuadrón de Tacna responden: ¡¡Venceremos!! Posteriormente Tacna votó mas que el Cuzco para que Hugo Blanco sea Asambleísta constituyente. Posteriormente como Senador fue destituido con el golpe de Fujimori en 1992.



Hugo Blanco nació en Cusco el 15 de noviembre de 1934, su padre fue abogado. Este domingo 25 de junio de 2023, Óscar Blanco Berglund anunció el fallecimiento de Hugo Blanco Galdós, su padre, a sus 89 años en Suecia. Oriundo de Cusco, luchó por los cambios políticos y sociales del país, estuvo preso y a punto de ser condenado a muerte en los 70. Posterior a ello, fue deportado del país tres veces.

Hugo Blanco, No tenía Seguro de Salud en Suecia, por lo que debe pagar su estadía hospitalaria, que ahora deja cuantiosa deuda a la familia Blanco-Berglund.

Durante su infancia en el campo, Blanco fue testigo de las injusticias y abusos sufridos por los indígenas del Cuzco, lo cual despertó en él un fuerte compromiso por la causa de los más desfavorecidos. Estudió Agronomía en Argentina, donde se involucró con el Movimiento Trotskista y participó en la resistencia al golpe de Estado contra Perón.

A su regreso a Perú, este luchador social se unió al Partido Obrero Revolucionario (POR) y se destacó en manifestaciones y protestas contra la política estadounidense. Su activismo en Lima, atrajo la atención de las autoridades, lo que llevó al POR a trasladarlo a Cusco, su departamento natal. Allí se involucró en sindicatos campesinos y desempeñó diversos cargos en la Federación Provincial de La Convención.
Uno de los momentos más destacados de la carrera política de Blanco fue su participación en el Frente de Izquierda Revolucionaria (FIR), que apoyaba la defensa de tierras por parte de campesinos. 

EL MOTIVO:
En 1062, los gamonales en Cuzco tenían las tierras buenas en las planicies de los valles, y para sus peones les dejaron que poseeran las tierras pedregosas a un costado de los cerros para que vivan ahí y cultiven sus alimentos. Cuando llegó el Boom del Café, la mejor producción de café era de los árboles de café que estaban en las tierras pedregosas de las laderas de los cerros, que eran de los vasallos. Los gamonales quisieron desalojar con armas a los indígenas de las laderas de los carros. HUGO BLANCO, se enfrenta alos Gamonales y defiende con armas frente a los gamonales. 

Durante esta época, se produjo un enfrentamiento armado entre los campesinos con las fuerzas de seguridad, en el Valle de LA CONVENCIÓN, resultando muerto el Guardia Civil  Sargento 1° Aníbal Valencia García. Capturan a Hugo Blanco y lo condenan a 25 años de prisión. Gracias la Presidente JUAN VELASCO ALVARADO, Blanco fue liberado después de ocho años y pasó un tiempo en el exilio en México, posteriormente en Argentina, Chile y Suecia.

Por elección popular fue elegido: Senador, Diputado y Asambleísta Constitucional del Perú. 

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Hugo Blanco mató a un policía:

En 1962 promovió un levantamiento campesino en la hacienda Santa Rosa de Chaupimayo, de propiedad de la familia Romainville, y luego toman el puesto policial de Pucyura. Allí, Blanco disparó y mató al guardia civil de apellido Briceño. “Era él o era yo”, dijo décadas después en un conversatorio. Otros dos policías caerían abatidos en una emboscada en Mesacancha por la columna de Blanco, quien ya había organizado la guerrilla ‘Brigada Remigio Huamán’.

Meses después fue capturado por la Policía de Investigaciones del Perú (PIP). Políticos de Lima pedían que le aplicaran la pena de muerte, pero una campaña internacional logró que solo se le condene a 25 años de prisión en la tétrica isla de El Frontón. En esa campaña participaron os intelectuales maoístas Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, así como un joven Mario Vargas llosa.

Ocho años después Juan Velasco lo amnistió y luego deportó a México.

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Entrevista a Hugo Blanco Galdós:

Bueno, a Ud., años después,  hasta se le le vinculó al MRTA.

Bueno, pues, si voy a estar contestando cada acusación que me hacen…

Pero Ud. era amigo del padre de Polay Campos.

Sí, claro, pero él era aprista, no emerretista. Inclusive, yo he discrepado con el MIR y con el ELN que se levantaron cuando yo estuve preso. De la Puente fue a visitarme cuando estuve en Chaupimayo fugitivo, y me dijo: “¿Cuándo revientan ustedes?”. “No sé —le dije— eso lo decidirá la gente”. “No debe ser así, es el partido el que debe decidir”, me decía. Yo le dije que lo respetaba mucho, pero precisamente esa es la diferencia que tenemos, “tú dices que el partido, para mi el partido puede proponer, pero quien decide es la gente”. Así fue la conversación que tuvimos con él; y resultó que nosotros reventamos antes.

Hay que reconocer que De la Puente murió en combate, fue un valiente.

No combatió. Lo mataron sin que dispare un solo tiro. Lo agarraron, lo rodearon, lo capturaron vivo y lo asesinaron, igual que al Che.

¿Y Ud. ha llegado a matar alguna vez?

Sí. La policía se decidió, por orden del gobierno, reprimir la reforma agraria de La Convención. Yo estaba escondido en Chaupimayo, y escuché por radio que ellos mismos dijeron que primero iban a reprimir el Cuzco y mataron campesinos, y después La Convención y luego Chaupimayo. En La Convención prohibieron las asambleas; en los sindicatos que quedaban cerca a las carreteras, entraban a las asambleas y a culatazos disolvían las reuniones y todo eso. En uno de esos atropellos un hacendado fue con un policía a capturar al secretario general del sindicato. No lo encontró y estaba un niño de trece años al que le preguntó dónde estaba su papá. El niño le dijo que no sabía, y le pidió al guardia que había ido con él su arma y amenazó al niño a corta distancia: “¡Si no hablas dónde está tu papa, te mato!”. El chiquito como no sabía se puso llorar. Disparó, pero varió el arma y le rompió el brazo al niño. Eso fue en presencia del policía que le había dado el arma. Ese campesino vino a mí a quejarse. Me preguntó a qué autoridad podía quejarse, pero todas las autoridades estaban con ellos. Le dije que se queje a sus compañeros y la asamblea acordó mandar gente para que le pida cuentas al hacendado. Decidieron mandar un grupo armado y que lo encabece yo. Teníamos que atravesar dos puestos policiales antes de llegar. A uno logramos eludirlo, pero el segundo ya no. Les dije a los compañeros que primero pasaríamos un grupo con arma corta y si nosotros pasamos, ellos también. Estaba pasando y vi que un guardia estaba en la puerta del puesto leyendo el periódico así con la nariz bien metida. Ya nos había visto. Le dije que iba a hablar con él y le conté lo que había pasado en la hacienda Cayara. Le dije: “Nos están mandando para pedirle cuentas al hacendado ese, pero como ese anda armado y nosotros no tenemos armas suficientes, estamos viniendo a sacar las armas de acá”. Mientras le iba diciendo eso, iba sacando el revolver y le iba apuntando. “Así que Ud, levante las manos. Vamos a sacar las armas, no va a haber ningún herido, y nos vamos”, dije. Pero lo que yo no sabia era que él era el guardia que había ido con el hacendado. De eso me enteré después. El hombre metió la mano al bolsillo para sacar su arma y le disparé. El alcanzó a disparar pero la bala se fue al techo. Un segundo más y era yo el muerto.

¿Y los otros policías del puesto?

Después de eso le arrebaté el arma, y comenzaron a salir disparos de otro cuarto. Salimos todos y mis compañeros rodearon el puesto. Les dije: “Ustedes tienen techo de paja, nosotros tenemos fósforos, ríndanse”. No se rendían. Hice que metieran un cartucho de dinamita a la esquina, pero tampoco se rendían. Hice que metieran una granada de mano hecha en lata de leche Gloria, y empezó a llegar gente; y el guardia salió. Yo dije “no lo toquen, un prisionero es sagrado”. Trajeron al guardia y me dijo que solo eran dos guardias y que lo deje atender a su compañero. Vi que mis compañeros ya estaban saliendo con las armas. El otro todavía estaba herido y pedí que trajeran al sanitario del pueblo, pero no querían venir; y dije que vayan con el guardia desarmado y que si se necesitan medicinas me pidan, pero lo que nos pidieron fue una vela. Yo había ido afeitado para que no me reconozcan, pero como había caído un hombre me despedí del guardia diciéndole “yo me llamó Hugo Blanco, he sido yo el que he disparado”, para que no estén haciendo cacería de brujas. Y nos fuimos a la hacienda.

Dígame, a su edad, habiendo estado varias veces cerca de la muerte, ¿piensa en ello, le da miedo?

Nunca he temido a la muerte. Cuando estaba en la cárcel de Arequipa en que me tuvieron tres años incomunicado, decían “ya lo hemos ablandado a este”. Dijeron que iba a haber audiencia, que debió ser en el Cuzco pero la llevaron a Tacna. “Usted está entre los 25 años y la pena de muerte”, me dijeron. “Sí, mi abogado me ha dicho”, contesté. Me dijeron que había una forma en que me salve haciéndome el enfermo y ellos me deportarían al país que elija. “Gracias, gozo de perfecta salud”, dije. No me iba perder esa audiencia donde había que desenmascarar lo que era el latifundismo, el rol de la Policía y todo eso. No me dejé sobornar. En la audiencia hacían propaganda por radio de que se iba a juzgar a los “criminales”. En el cuartel de la Guardia Civil fue la audiencia. Ya a mis compañeros les habían dicho: “Para ustedes es fácil salir. Lo único que tienen que decir es que ‘somos campesinos semianalfabetos y el comunista Hugo Blanco nos ha engañado”. Cuando entré a la sala de audiencia y vi a mis compañeros después de tres años grité: “¡Tierra o muerte!”, y ellos contestaron: “¡Venceremos!” O sea, que se fue a la mierda eso de echarme la culpa. El Tribunal estaba compuesto por oficiales de la guardia Civil. Nuestro choque había sido con ellos, así que eran juez y parte. Yo me paré y dije: “En esta sala los únicos criminales que hay son los que están sentados como Tribunal. No solo son criminales, sino también cobardes, porque no se han atrevido ellos a combatir sino que han mandado a los cholitos”. ¡Siéntese!, me gritaban, y entre dos guardias no podían hacerme sentar porque yo era Tarzán… pero los mismos guardias cuando se retiraba el capitán me decían “grítales de nuevo ‘tierra o muerte’”.  (…) Yo les dijo que si los cambios sociales de la La Convención merecen la pena de muerte, entonces que me maten pero que sea “este el que me mate con su propia mano, que no ensucie con mi sangre las manos de los guardias civiles y republicanos porque ellos son hijos del pueblo y por lo tanto mis hermanos”, dije señalando al que pidió la pena de muerte. La última que vez que grité “¡tierra o muerte!”, no solo mis compañeros, sino toda la sala contestó “¡venceremos!”. Y no se atrevieron a sentenciarme a muerte. Luego volvieron a pedir la pena de muerte, y escribí a mis familiares y compañeros que por favor, si me sentencia a muerte, que nadie pida clemencia, porque Belaúnde quería hacerse el ‘perdona vidas’. Mis compañeros dijeron que “si lo que Blanco ha hecho merece la pena de muerte, que nos fusilen a notros también, porque eso no lo ha hecho él solo, eso ha sido una acción colectiva”. No se atrevieron...


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Como fueron los crímenes contra policías de la Guardia Civil:



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Testimonio de Hugo Blanco:


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NOTICIAS DE QUILLABAMBA publica en facebbok:

Políticos, artistas y académicos manifiestan sus condolencias por la muerte de Hugo Blanco
La vida en búsqueda de justicia social de Hugo Blanco ha inspirado a autores tan legendarios como Eduardo Galeano, Derek Wall, e incluso películas. Su testimonio y trayectoria es narrada en parte del aclamado documental "La Revolución y la Tierra".
El luchador social y ex guerrillero peruano, Hugo Blanco, ha fallecido hoy, según anunció Oscar Berglund, su hijo, en redes sociales. La noticia ha generado un profundo impacto en el ámbito político y social del país.
Representantes políticos, activistas, artistas, académicos y defensores de los derechos humanos han expresado sus condolencias y reconocido el legado dejado por Blanco a lo largo de su vida.
Hugo Blanco fue una figura emblemática en la lucha por los derechos de los campesinos y los pueblos indígenas en Perú. Como líder del movimiento campesino, desempeñó un papel fundamental en la defensa de sus derechos y en la lucha contra la injusticia social.
La muerte de Hugo Blanco representa una pérdida significativa para el movimiento social y político en Perú. La vida en búsqueda de justicia social de Hugo Blanco ha inspirado a autores tan legendarios como Eduardo Galeano, Derek Wall, e incluso películas. Su testimonio y trayectoria es narrada en parte del aclamado documental La Revolución y la Tierra.
Otro film que también inspiró el ex guerrillero es Hugo Blanco, Río Profundo, dirigido por Malena Martinez Cabrera. Tierra o Muerte es un libro que Hugo Blanco escribió en prisión. Este texto fue traducido a 5 idiomas.
Una larga vida de lucha y resistencia, hoy descansa Hugo Blanco
Nacido el 15 de noviembre de 1934 en Cusco, Blanco desempeñó un papel destacado en la izquierda peruana durante varias décadas.
A lo largo de su vida, Hugo Blanco ocupó importantes cargos políticos, como Senador de la República entre 1990 y 1992, Diputado durante el período 1980-1985 y Diputado de la Asamblea Constituyente entre 1978 y 1980. Su liderazgo y participación en movimientos sociales y sindicales lo convirtieron en una figura influyente en la lucha por los derechos de los campesinos y en la defensa de la justicia social.
Durante su infancia en el campo, Blanco fue testigo de las injusticias y abusos sufridos por los indígenas, lo cual despertó en él un fuerte compromiso por la causa de los más desfavorecidos. Estudió Agronomía en Argentina, donde se involucró con el movimiento trotskista y participó en la resistencia al golpe de Estado contra Perón.
Regreso a Perú y la constante lucha campesina
A su regreso a Perú, este luchador social se unió al Partido Obrero Revolucionario (POR) y se destacó en manifestaciones y protestas contra la política estadounidense. Su activismo atrajo la atención de las autoridades, lo que llevó al POR a trasladarlo a Cusco, su departamento natal. Allí se involucró en sindicatos campesinos y desempeñó diversos cargos en la Federación Provincial de La Convención.
Uno de los momentos más destacados de la carrera política de Blanco fue su participación en el Frente de Izquierda Revolucionaria (FIR), que apoyaba la toma de tierras por parte de campesinos. Durante esta época, se produjo un enfrentamiento armado con las fuerzas de seguridad, resultando en su captura y condena a 25 años de prisión. Gracias a una campaña internacional, Blanco fue liberado después de ocho años y pasó un tiempo en el exilio en México, Argentina, Chile y Suecia.
Participó en la defensa de los campesinos del Cusco y abogó por el cultivo de la hoja de coca. Además, dirigió el mensual “Lucha Indígena” y publicó libros sobre las luchas indígenas y campesinas. También se destacó como miembro honorario de la Confederación Campesina del Perú (CCP) y como miembro del Consejo Editorial de la revista política internacional “Sin Permiso”.
Su fallecimiento ha generado numerosas muestras de condolencias y reconocimiento por parte de representantes políticos, activistas y personalidades de izquierda y defensores de los derechos.



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La prensa extranjera, publica:

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